¿MITADES COSMICAS?
VI Parte

Habíamos dejado a nuestros personajes listos para la gran tormenta. Habían discutido por "pavadas", y los dos creían tener la razón. Mientras la nave se dirigía directamente hacia el ojo de la tormenta.
El Sol estaba en la cabina de mando dirigiendo el Sistema Solar, mientras pensaba:
- ¿Me habré equivocado de nuevo de esposa?. ¿Terminará todo aquí?.
Mientras La Luna, tomando sombra en cubierta, se preguntaba:
- ¿Puede ser que este Sol, no sea tan importante como parecía?,¿Será uno más de esos ídolos que se caen del pedestal al primer golpe certero?.
Llegó la noche, y la hora de cenar. Así los dos pusieron sus cabezas dentro del plato buscando no mirarse, para no pelear, pero era ya tarde. No recuerdan quién empezó, pero al rato estaban volando platos por todo el sistema solar. ¡Estos sí eran Platos Voladores!. Luego de terminar con los platos, se miraron a los ojos, se abrazaron y bajaron al camarote, para hacer el amor, y de este modo las paces, ¿o no es así como se arreglan las cosas?. ¿Cuánto duró la calma?. Poco, demasiado poco.
A la mañana siguiente discutían de nuevo, y así siguió la rutina en alta mar, hasta que se agotaron. Es que no se sabe si fue por el efecto "mar", pero la realidad era que ellos fluctuaban como la marea dos veces por día, pasando de la discusión a la paz, de la paz a la discusión, en un proceso agotador. Era como si necesitasen odiarse para luego darse cuenta de cuanto se amaban, cuanto se necesitaban. Quizás pensaban "uno no se da cuenta de lo que tiene hasta que lo pierde", y por esto se unían todas las noches en un abrazo desesperado para no perderse.
En realidad la que fluctuaba más era la Luna, pues de pronto pasaba de su enojo a el amor. Entonces le decía al Sol:
- Te amo con locura, -y se acercaba para abrazarlo y besarlo.
Y esto lo ponía "loco" al Sol, sacándolo de órbita. Él no podía entender esos cambios de ánimos tan rápidos de la Luna, y seguía con cara de enojado, mientras le decía:
- Déjame tranquilo un rato hasta que se me pase.
A lo que la Luna respondía:
- Quien te entiende, estás enojado con un día tan lindo, y no se porqué.
Y así pasaron unos días más hasta que de pronto la tormenta se desató feroz. Fue una mañana, ella había estado llorando toda la noche, y se levantó tranquila y mientras le preparaba el desayuno al Sol, dijo como para sí misma:
- No fue fácil estar cerca de un sol tan importante, -y suspiró, luego agregó- quiero experimentar cosas nuevas, esta vida no me satisface, quiero conocer lugares nuevos, quiero divertirme, quiero& -y no completó la frase.
El Sol se atragantó con la tostada, y abrió grandes los ojos. La luna continuaba con su monólogo:
- No pude comprender las diferencias en nuestros modos de pensar y sentir. Yo siempre quise tenerte a mi lado. Tú querías en cambio irte a tu cabina de mando para dirigir al Universo, como si todo dependiese de ti. Te crees el centro de todo, y crees que el sistema solar va a estar siempre girando alrededor tuyo.
El Sol trató de decir algo en su defensa, pero ella no escuchaba.
- Tú querías una Luna dócil, que te hiciera la vida más fácil, que fuera simplemente el reflejo de tus rayos, pero yo soy una Luna con fuerza, que no puede estar girando siempre en la misma órbita y poniéndote siempre la misma cara bonita, para que veas reflejado lo mejor de ti en mí. Yo tengo mi propia luz -y se puso a llorar de nuevo, luego se secó los ojos con el delantal, lo miró directamente y le dijo:
- Me voy, te dejo. Quizás nunca te quise, quizás te quise demasiado -y llorando se fue de nuevo al camarote.
El Sol estaba pálido, la mandíbula floja, la boca entreabierta, el cuerpo cansado. Y se preguntó:
- ¿Tendremos diferentes niveles vibratorios?. Y si así fuese, ¿No podremos superar la dificultad de que dos seres de muy diferente nivel vibratorio, puedan encontrarse y "convivir", que sean en definitiva mitades cósmicas?. ¿Será tan difícil encontrar la mitad cósmica?.
Luego se enfrascó en una serie de pensamientos. Tomó distancia de sí mismo, se vio como a un tercero, y se puso a analizar lo sucedido. Pero no llegó a nada útil.
Como en todos los casos en los cuales la realidad lo superaba, el Sol se había acostumbrado a buscar la solución en su libro de cabecera. En realidad se trataba de una Revista mensual que él encuadernaba metódicamente, y que consultaba, abriéndola al azar, mientras hacía una pregunta.
A tal fin fue a la biblioteca y leyó los lomos de los libros hasta encontrar el que buscaba, Acarició las letras doradas que decían "Revista Crecimiento Interior" y caminó inquieto hacia cubierta. Luego se sentó, y mientras la brisa del mar lo acariciaba, cerró los ojos e hizo la pregunta. Luego buscó una página al azar y allí leyó.
Se trataba del ejemplar No. 65 de Septiembre de 2000, que en la página 10 decía:
"El sol buscando a su luna, se equivoca, la buscó con forma de mujer, cuando en realidad, la energía femenina envuelta en piel es buena para el hombre, mientras que el Sol es el complemento perfecto de la luna, no de la mujer.
El sol, si bien es de esencia Yang, se diferencia del hombre por la dimensión alcanzada como ser vivo-planeta, capaz de mover energía solar y el hombre, debido a su traje tridimensional que le impide acordarse de su verdadera esencia, maneja otra dinámica energética. Es vital que cada uno, sol y hombre, encuentren el complemento que les corresponde por evolución y grado de conciencia y no otro".
Por esto existen muy pocas personas, que tengan la vibración afín, y una sola que responda a nuestro complemento, por lógica las otras no son aptas para él. Por esto el Sol busca su Luna, y no otra cosa, su error, quizás fue buscarla en forma de mujer, y esto nos devuelve a otra realidad: ¿cuál es en realidad nuestra frecuencia vibratoria?, ¿qué tipo de personas atraemos y consideramos de igual frecuencia cuando estamos bajos de vibraciones?, ¿por qué al recuperar nuestro nivel de vibraciones, no entendemos qué hacemos viviendo al lado de esa persona?, ¿por qué nos quedamos al lado de personas de bajísima vibración, buscando vibrar a su nivel por no quebrar la pareja, tratando de sostener lo imposible?".
Si los comentarios de La Luna lo habían dejado perplejo, imaginen ustedes la cara que puso el Sol luego de leer esto.
Lo único que les podemos adelantar es que el Sol se puso a caminar con los ojos cerrados, por arriba de la baranda de los laterales del navío, mientras se preguntaba: ¿Será ella una mujer o una Luna?, ¿tendrá la vibración adecuada o no?, ¿cuál es mi vibración?.
¿Tendremos las respuestas en el próximo capítulo?, quien sabe...

Fin del Capítulo 6... Continúa leyendo el siguiente capítulo aquí.

Autor: Dr. Dino Ricardo Deon.