LA NAVIDAD Y SUS SIMBOLISMOS
¿Cómo elaborar nuestras velas aromáticas navideñas?

Nuevamente nos encontramos con la época navideña y con el anuncio de la llegada de un nuevo año. Poco a poco, comenzamos suavemente a quitar el polvo de todo lo que hemos guardado tan cuidadosamente a lo largo de un año, para reunirnos finalmente el 8 de Diciembre y armar, juntos y en familia, nuestro árbol de Navidad.
A su vez, colocaremos innumerables adornos en nuestro hogar, acompañados de brillantes luces tintineantes y embebidos de los típicos colores verde y rojo.
Como todos sabemos, en la Navidad festejamos el nacimiento de Cristo. La historia de esta festividad se remonta al siglo IV, donde el cristianismo designa el 25 de Diciembre como fecha de celebración, puesto que la Biblia se refiere a él como "Sol de Justicia" y el 25 era justamente la fiesta pagana del sol. Pero tuvieron que pasar 345 años después del nacimiento de Cristo, para acordar definitivamente cuál sería la fecha que conmemoraría este maravilloso evento.

El árbol de Navidad. Se sabe que los germanos solían decorar los árboles cuando éstos perdían sus hojas, con el objetivo de que los espíritus buenos que en ellos habitaban regresaran pronto. Sin embargo, lejos estaban esos adornos de los que podemos encontrar en la actualidad en los mercados; los germanos utilizaban manzanas y piedras pintadas, mientras hoy colocamos delicadas y costosas esferas de cristal.
Cuenta la leyenda que en Alemania durante el Siglo VIII, el misionero San Bonifacio se encontraba predicando un sermón el día de la Navidad y un roble fue derribado para demostrar que el mismo no era sagrado. Al caer el árbol destruyó a todos los arbustos, menos a un abeto. San Bonifacio interpretó lo sucedido como un milagro y decidió llamarlo el "árbol del niño Dios".
Este símbolo principal de las navidades cumple con muchas funciones, una de las cuales es actuar como una antena receptora de energías positivas universales y armonizar de esta manera a nuestro hogar, purificándolo y protegiéndolo de energías oscuras y negativas.
Los adornos que colocaremos en él suelen simbolizar aquellas cosas que poseemos y deseamos cuidar, y las que anhelamos con el corazón para el bienestar de toda nuestra familia. Generalmente se decora el árbol sin el conocimiento de la importancia de cada uno de los objetos. Es por ello que resultaría ideal crear nuestros propios adornos, en vez de comprar aquellos que nos impone el mercado y que nada tienen que ver con nuestros sentimientos y deseos. Les explicaré un ejemplo práctico, para que puedan comenzar a aplicar este concepto en su propio árbol de navidad. Como primer paso deben tomarse unos minutos y meditar sobre aquello que poseen y desean cuidar, y por lo cual se sienten sumamente agradecidos; luego escribirán una lista sobre ello. El segundo paso será entonces diseñar el adorno que represente a cada uno de los ítems de la lista elaborada. No se necesita ser un artesano especializado para la creación de los mismos, simplemente con un poco de imaginación y utilizando los materiales que tenemos en nuestro hogar, podremos realizarlos. Si deseamos cuidar la salud de cada uno de los miembros de nuestra familia, entonces una idea sería diseñar angelitos que los representen y escribir el nombre del familiar en ellos. Luego al momento de colocarlos en nuestro árbol, nos detendremos un instante y diremos por ejemplo: "deseo que la salud de Laura se encuentre siempre bajo la protección divina"... y así con todos y cada uno de nuestros seres queridos. Más tarde realizaremos una segunda lista, pero en este caso escribiendo aquello que deseamos para el año venidero. Si uno de nuestros anhelos es por ejemplo: "deseo que Miguel consiga un trabajo digno, que le permita progresar en la vida", podremos diseñar un objeto que represente el trabajo deseado. Recuerden siempre de repetir esta oración al momento de colocar el adorno. La creación de la lista puede ser una tarea a realizar en familia que favorecerá el fortalecimiento de los lazos de amor y comunión entre sus miembros.
Es recomendable para la buena suerte y la renovación de las energías (evitando su estancamiento) el que todos los años se agregue un nuevo objeto decorativo al árbol; incluso no es bueno que el árbol se guarde armado, para luego simplemente volver a colocarlo el año entrante. El armado y desarmado del árbol, representa todo un ritual que no debería perderse.
Las luces con las cuales pueden adornarse tanto el árbol, como los jardines, ventanas o techos de nuestros hogares, simbolizan la pureza de la luz universal a la que abrimos nuestros corazones, corazón que deseamos alejar de la oscuridad y del pecado. Las luces de colores representan los cuatro elementos de la Naturaleza: tierra, aire, agua y fuego.
En la Argentina, los árboles que se decoran son artificiales, incluso algunos llegan a ser blancos imitando un supuesto nevado, aunque aquí nos encontremos en pleno verano. Sin embargo, en Estados Unidos por ejemplo, ni siquiera se considera posible la idea de un árbol artificial, todos son naturales, y más allá de que existan locaciones que se especializan en la producción de árboles para esta época, la naturaleza llora las innumerables pérdidas y los seres humanos festejan lo bellos y naturales que se ven en sus hogares. La idea fundamental que se sostiene en estos casos, es que el árbol llegó a la vida con una misión a cumplir y que convirtiéndolo en "nuestro árbol" de navidad lo ayudaremos a que la cumpla; generalmente se habla de él como de "un amigo", al cual hay que hablarle y darle la bienvenida a nuestro hogar. Se lo considera prácticamente un invitado más a nuestras fiestas, un invitado que nos regalará energía positiva y felicidad, pero que morirá tiempo después (por lo cual deberíamos poner en duda si en realidad somos buenos anfitriones).
Otro adorno que no se coloca en nuestro árbol pero sí en nuestra puerta son las coronas. Su simbolismo se encuentra básicamente dado por sus colores, por el tipo de hojas que las componen (provenientes de un árbol perenne) y la figura del círculo que simboliza eternidad; reflejando de esta manera amor eterno y esperanza.


El pesebre: A través de él representamos el nacimiento de Jesús y la visita de los Reyes Magos (Melchor, Gaspar y Baltasar). Fue San Francisco de Asís quien en el año 1223 comenzó a representar el nacimiento a través de un pesebre viviente. Sin embargo, prestaremos mayor atención a este símbolo en la revista siguiente del mes de Enero, cuando hablaremos sobre el festejo del Día de Reyes.

Los colores típicos: Verde y Rojo rondan por doquier en esta fiesta. El verde simboliza la vida, el crecimiento y la esperanza.
El Rojo significa el fuego del amor hacia Dios.
Tanto el blanco y el dorado también pueden combinarse, pero en menor proporción (o según la moda). El Blanco representa la pureza, alegría y luz. El Dorado simboliza la solemnidad de esta celebración.
Recordemos también que en Cromoterapia el Rojo es utilizado como antidepresivo (sentimiento que suele escabullirse sin invitación en nuestras fiestas), el Verde es relajante (evitando ánimos irritables, discusiones y confrontaciones) y el Blanco actúa como protector contra energías negativas

¿Quién es Papá Noel?. También conocido como Santa Claus, esta figura simbólica ha sido creada sobre la historia del obispo romano San Nicolás de Bari. Su vida transcurrió en el Asia Menor durante el Siglo IV. Quedando huérfano muy joven heredó una gran fortuna, la cual utilizó para el beneficio de los demás, convirtiéndose en el protector de niños e inocentes.
El nombre Santa Claus no es más entonces que la contracción de dos palabras: Sanctus Nicolaus.
En Bari, Italia, descansan desde un 6 de Diciembre los restos de San Nicolás. Las leyendas y mitos que se crearon luego de su muerte, cuentan que suele cabalgar milagrosamente sobre los tejados en un corcel gris, llevando regalos a los niños y a los hombres de buena voluntad.
La imagen comercial de Santa Claus como el anciano gordinflón, con su larga barba blanca y su traje colorado (debido a su condición de obispo), fue diseñada en los Estados Unidos, en donde las ventas de esta época alcanzan su máximo esplendor. Es así como aparece su trineo volador comandado por renos y colmado de regalos, los cuales se encargará de depositar al pie de cada árbol navideño (siempre que los niños hayan sido durante todo el año, lo suficientemente buenos). Los niños estadounidenses incluso suelen dejar un vaso de leche y galletas en agradecimiento y para renovar de energías a quien debe pasar toda la noche entregando obsequios.

Velas de Navidad: si deseas elaborar tus propias velas navideñas, sólo debes seguir nuestros consejos anteriores, sobre la elaboración de velas artesanales, (e incluso flotantes). Si has comprado una vela y deseas reforzarla con los aromas de los Aceites Esenciales naturales, puedes esperar a que se derrita un poco e incorporar los Aceites Esenciales elegidos a la vela derretida.
En este caso específico, además de tener en cuenta los colores analizados con anterioridad, podemos hacer buen uso de lo estudiado sobre Aromaterapia y ayudar de esta manera a que el clima familiar sea armónico. Todos deseamos una celebración en paz y felicidad, pero lamentablemente sabemos que en las reuniones familiares suelen aparecer pleitos y conflictos que muchas veces pueden amargar nuestra celebración. Para evitar estas situaciones podemos aromatizar nuestras velas navideñas con Aceite Esencial de Hierba Limonera (Lemongrass), Jazmín, Melisa, Rosa o Lavanda (puede elegir cualquiera de estos Aceites Esenciales).
También suele suceder que ante la evaluación del año trascurrido surjan sentimientos depresivos, los cuales combatiremos a través de algunos Aceites Esenciales que ya hemos mencionado como el de Lavanda, Melisa o Rosa; pero también de otros como el Aceite Esencial de Limón, Menta, Naranja o Bergamota. Recuerde que el aroma debe ser muy suave, casi imperceptible conscientemente (nuestro cuerpo y nuestra mente inconsciente se encargarán de percibirlos), ya que como sabemos, el sentido del olfato afecta al sentido del gusto, y si colocamos en nuestro ambiente un aroma muy fuerte, éste no nos permitirá disfrutar de nuestra cena.
Si bien los centros de mesa son maravillosos, puesto que atraen la luz justamente hacia nuestro centro familiar (además de resultar visualmente exquisitos), se debe tener sumo cuidado en la elaboración de los mismos. Cuando colocamos velas en ellos, todos los demás elementos decorativos que lo conforman (como pueden ser cintas, flores u hojas secas) deben permanecer alejados de la llama, de lo contrario cualquier movimiento o cambio en la ventilación podrían encenderlos.


Quizás, el espíritu navideño que nos invade en esta fecha, nos abra el camino hacia la reflexión y nos acompañe en un viaje de tres paisajes diferentes: hacia nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro, permitiéndonos tomar conciencia de los actos que realizamos y las decisiones que tomamos, para encarar nuestro devenir de una manera más pura y bondadosa. Así fue el tormentoso encuentro del personaje de Charles Dickens con los tres espectros, en su libro "Cuento de Navidad"... tormento que es necesario afrontar, para elaborar un verdadero cambio interior. Tomemos conciencia entonces, de todos los simbolismos de la Navidad y ¡abramos nuestros corazones al amor universal!.

Autora: Marina Deon