ALQUIMIA, el despertar a la aventura
(Capítulo 3), continuación

Habíamos visto, en la revista anterior, como despertaba el hombre dormido, y en qué consistía el llamado a la Aventura.
Habíamos adelantado que para iniciar el camino que lo conducirá hacia el Oro, necesitaba descubrir y aplicar la ley de la polaridad.

PRIMER DESCUBRIMIENTO: LA LEY DE LA POLARIDAD
Decía Hermes Trismegisto en su principio de la polaridad que "Todo es doble, que todo tiene dos polos". Gráficamente lo veríamos así:



La esfera de la izquierda representa uno de los polos del "todo" que queremos representar, lo designaremos como "polo A" y la esfera de la derecha representará el otro de los polos, que designaremos como "polo B". La línea que une al polo A con el polo B representa el camino a seguir para trasladarse de una a otra esfera.

¿Cuál es la dirección que debemos emprender para dirigirnos hacia el Oro?
Pues si el hombre plomo, con su despertar, se puede ver situado en uno de los polos, entenderá por oposición que su objetivo se encuentra en la otra esfera, la opuesta. Imaginemos entonces al hombre Plomo como la esfera Gris de la izquierda, y al hombre Oro como la esfera amarilla de la derecha. Gráficamente:



El punto de partida lo conocemos pues, en el capítulo anterior, hemos indicado las características del hombre plomo, las del Hombre de Oro están enfrente, son las opuestas.
Por esto es de mucha utilidad siempre que estemos presente delante de una condición o estado, el poder imaginarse de inmediato este gráfico para preguntarnos: ¿cuál es el estado opuesto, cuál es el otro polo?. Y así recurriendo a los antónimos podremos ver con claridad el otro estado, y finalmente elevando nuestra visión poder observar los dos extremos de un "todo", en vez de circunstancias aisladas.

¿Cómo trasladarnos de un extremo al otro, del Plomo al Oro?
Luego esta ley dice que "los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado". Esto implica que la diferencia entre el plomo y el oro, no se encuentra en su naturaleza, pues ambos son metales. Por oposición uno es el más noble y el otro el más vil, y la diferencia de "grado" se mide por la diferente calidad de sus contenidos.
Así parecería que cambiando su "graduación" podríamos convertir el plomo en oro. ¿Pero, ésto es posible?.
Sí, pues la ley agrega: "Las cosas de diferente clase no pueden transmutarse unas en otras, pero sí las de igual clase". Como adelantamos tanto el oro como el plomo son metales y siendo de igual clase pueden "transmutarse" unos en otros.
Analógicamente lo podemos aplicar al ser humano, y entonces para pasar de un hombre Plomo a un hombre Oro, el trabajo de "transmutación" consistirá en aumentar su "grado" o sea su vibración hasta alcanzar el otro extremo.

LA SENDA
Viendo el lugar de partida y el de llegada, emprenderemos la travesía por la pequeña senda. Ésta se encuentra representada, como adelantamos, por la línea que une las dos esferas, y se convierte en una especie de hilo de Ariadna, que nos mantendrá sujetos a nuestro objetivo.
De este modo si por efectos de las dificultades del aprendizaje, buscásemos retornar al seguro lugar del hombre plomo, el hilo de Ariadna, nos produciría un tironeo hacia el Oro, poniéndonos de nuevo en camino. No existe así camino de retorno posible, pues el conocimiento nos ata a nuestro destino superior.
Hemos hablado mucho sobre el viaje, creo que ha llegado el momento de comenzar a analizar el medio que utilizaremos para realizarlo. Ha llegado el momento de analizar el vehículo a través del cual se hará la travesía, pero de ésto nos ocuparemos en el próximo capítulo.

Continúa leyendo el siguiente capítulo aquí.

Autor: Dr. Dino Ricardo Deon.