LA TERAPIA DE IMANES COMO TRATAMIENTO NATURAL

La terapia por imanes se basa totalmente en leyes naturales, trabaja en un todo de acuerdo con ellas y su principio fundamental no consiste en curar las enfermedades por sí misma, sino en ayudar y potenciar los procesos naturales de curación. Por lo tanto carece absolutamente de contradicciones que puedan poner en peligro la salud del paciente.
El segundo principio de la magnetoterapia indica que puede aplicarse sola o en combinación con cualquier tipo de tratamiento, ya que no interfiere y por el contrario acelera e incentiva la acción de otras medicinas cuyo efecto se base en procedimientos naturales para reintegrar al organismo enfermo a su normal estado de salud.
Los campos magnéticos aceleran la circulación sanguínea: el contacto continuo de los imanes durante cierto tiempo genera calor en el organismo, activa en forma global sus sistemas operativos, y acelera la circulación de la sangre. Por lo tanto, proporciona energía y tonifica el cuerpo como un todo, ayudando al paciente a recuperarse con mayor rapidez de las afecciones, el cansancio y la debilidad, acorta los periodos de convalecencia y reduce el dolor y las inflamaciones en todo el cuerpo. La sangre y la linfa son influenciadas magnéticamente. Sus moléculas ferromagnéticas se agruparan bajo la influencia de los magnetos mejorando las funciones orgánicas, particularmente los mecanismos de defensa por acción directa sobre el sistema endócrino.
Lozanía, energía y juventud: el uso diario de los imanes, cualquiera sea su aplicación, en una modalidad general, mantiene al usuario correctamente energizado, aumentando así su vida útil y ayudándolo a mantenerse lozano y joven.
No importa la zona del cuerpo donde se apliquen, su influencia se hará sentir en todo el organismo a través de los sistemas circulatorio y nervioso. Este resultado se siente en forma casi inmediata, especialmente en los puntos de aplicación de los imanes.

El tratamiento donde se emplean de Bioterapia y Biomagnética combinadas, reduce la posibilidad de contraer infecciones y ayuda a combatir rápidamente las que ya estén instaladas. Al ordenar los átomos se disminuyen las inflamaciones de los tejidos, se favorece el sueño, se restaura el buen humor y se recupera la vitalidad general.
Es importante el asesoramiento con el terapeuta que haga una evaluación de cada caso: los imanes para las contracturas no van a tener un efecto duradero, por ejemplo, en una persona con un estrés crónico que no busque, a la vez, el origen de ese estrés; no le va a mejorar la presión arterial o los problemas de tiroides a quien no investigue sobre las emociones negativas que alberga y que son el verdadero principio generador de sus dolencias. Lo que hace años conocemos como somatización es la materialización de emociones, creencias o mandatos que, en forma totalmente inconsciente, alberga la persona y que lentamente se desarrollan como dolencia o enfermedad en su cuerpo. Restableciendo el equilibrio de energía en el área u órgano afectado se puede ayudar mucho, pero es fundamental eliminar o corregir la emoción que lo enferma ya que, de lo contrario, volverá a perjudicarlo hasta llegar a la gravedad. Esto va a dar como resultado una buena salud, con buena circulación sanguínea y linfática, buena nutrición y desintoxicación del organismo, de nuestra mente y nuestro espíritu.


Autora: Lic. Susana Alicia Orube.