EL ELEMENTO AGUA

Agua... el 90 % de nuestro cuerpo, de nuestro planeta de todos los seres vivos está compuesto por agua.
Le sacamos provecho, ya que no sólo nos alimenta, nos purifica y limpia, nos sana...
No conformes con ello, hacemos uso indiscriminado de ella y además la degradamos y la envenenamos.
Crecemos en calidad de conciencia como seres humanos cuando comenzamos a honrar la vida en el planeta y a encontrar la mano de Dios en toda creación.
Honrar el agua es honrar la vida.
El agua está formada por elementales que le dan vida, las ondinas.
Ellas reinan en la conformación de gotas, ríos, cañerías, mares, océanos, fuentes, cascadas, estanques... creando su espíritu, el más yin de los elementos, aunque también puede transformarse en Yang cuando explota en un maremoto, o en un mar embravecido.... desencadenando fuerzas extraordinarias.
Le corresponde el color azul marino o negro. En el ciclo constructivo, el elemento metal genera agua, ésta, a su vez genera y nutre la madera. Asimismo en el ciclo destructivo la tierra embarra el agua, y ésta apaga el fuego.

Honrando el agua...
Honrar el agua es honrarnos a nosotros, a nuestros ancestros y a las generaciones futuras.
Todos sabemos que el hecho de permanecer cercano a una cascada es gozar del sonido, de la atmósfera, del paisaje, y de los iones negativos que afectan a favor de nuestra salud.
Recrear esta situación en nuestros hogares quizá no sea igual, pero hay similitudes...
Si colocamos una fuente en nuestro hogar sin honrarla, no tendremos los obsequios de las ondinas, en prosperidad, abundancia... Hablando siempre de una fuente con circulación de agua limpia, sin verdín, donde los elementales del agua reinen en total placer...
Honrar la fuente o la piscina de nuestra casa es agradecer a las ondinas, sus elementales, por ofrecernos tan maravillosos dones.
Honrar el agua es, colocar la fuente, acuario, en el lugar preferencial de nuestra casa.
Limpiar el recipiente y los elementos que componen la fuente para un correcto mantenimiento.
Podemos agradecer al agua visualizando los mares, los océanos, los ríos, de nuestro planeta, devolviendo su aspecto lozano y puro, trasmutando sus toxinas en cristalinas gotas.
También podemos armonizar el agua en nosotros, lo referente a las emociones, la sangre, los humores, las mucosidades, atemperando el impulso inquieto de sus movimientos, con meditación, con introspección o en estados de contemplación.


Autora: Arq. Cristina Curubetto.