HACIA UN CAMBIO

Es importante saber quienes somos, de dónde venimos, cuál es nuestro proyecto, si éste está enfocado hacia el tener o hacia el ser. Aclarando en nosotros este concepto, la meta será más clara, y llegar a ella, más simple. Es necesario recuperar la capacidad de sentirnos y percibir qué es lo que necesitamos para nuestro bien vivir. Llegar a éste punto es comenzar a disfrutar de la libertad.
Hacemos elecciones, nos convencemos de sus bondades y, de pronto, como si esto fuera único y universal, lo proponemos, o casi diría lo imponemos a los que nos rodean, sintiendo la decepción del rechazo. Pero, ¿estaremos seguros de nuestra elección o necesitamos la aprobación para reafirmarnos? ¿No será esto el apego al otro, desdibujando nuestros propios contornos? ¿Estaremos realmente seguros de nuestra elección? ¿Habrá emergido ella del conocimiento nuestro y la claridad del proyecto a alcanzar?.

Analicemos nuestras elecciones, no busquemos ser depositarios de la aprobación o desaprobación de otros. No juzguemos al otro dejando energías propias en el camino. Volquemos la mirada en nosotros y el aprendizaje será sólido y consistente. Quizás el descubrimiento de ver en el otro nuestras propias falencias, nuestras propias frustraciones, nos ayudará a conocernos.

Quizás esta oración de Santo Tomás Moro, nos ayude en algo. Dice así: "Concédeme Señor una buena digestión y también algo que digerir. Concédeme la salud del cuerpo, con el buen humor necesario para mantenerla.

Dame, Señor, un alma Santa que sepa aprovechar lo que es bueno y puro, para que no se asuste del pecado, sino que encuentre el modo de poner las cosas de nuevo en orden.
Concédeme un alma que no conozca el aburrimiento, las murmuraciones, los suspiros, los lamentos y no permitas que sufra excesivamente por ese ser tan dominante que se llama Yo.
Dame Señor el sentido del humor.
Concédeme la gracia de comprender las bromas para que conozca en la vida un poco de alegría y pueda comunicársela a los demás"

Así sea.

Receta:
Croquetas de mijo y espinaca:


- 1 taza de las de té de mijo
- 3 tazas de agua
- 1 atado de espinaca
- queso rallado, sal y pimienta

Colocar el mijo en las 3 tazas de agua fría, con sal. Cocinar 20´ luego del primer hervor.
Aparte cocinar al vapor las espinacas con el agua del enjuague. Exprimirlas bien y picarlas. Cuando el mijo está listo, agregar las espinacas y el queso rallado. Tomar porciones con las palmas de las manos humedecidas, darle forma y hornear en placa aceitada.

Pensamiento:
"Cuando nos acercamos a lo natural y sencillo, estamos encontrando la clave, fuera de artificios, para obtener el equilibrio que tanto necesitamos."

Autora: Chichita Callens.