Las Flores de Bach
Gorse
Cuando el Dr. Bach hubo finalizado su trabajo con los doce curadores, las primeras doce esencias encontradas por el, comenzó una nueva etapa de búsqueda que fue encabezada por esta flor, que trae la esperanza al alma para continuar su camino sobre la Tierra.
Perteneciente al grupo de Indecisión, esta flor es para quienes han perdido totalmente la fe y piensan que para ellas no hay salida posible. Es como si en el centro de su corazón, la chispa divina se hubiese extinguido y si aceptan probar algo para mejorar su situación, lo hacen sólo para complacer a quienes la rodean, pero convencidos de que no queda nada por hacer por ellos.
En el tipo Gorse, el sufrimiento esta grabado en cada una de las células del ser, en especial en su corazón, La mujer no puede conectarse con su madre interior, siente que deja de recibir en su tierra porque sus raíces internas están dañadas por tanto dolor. El hombre no siente su padre interior, y la llama de su fuerza se ve disminuida. En ambos casos, este estado les impide alimentarse con la fuente de luz divina que les brinda el amor sin límites. Cuando hay sufrimiento dentro de las entrañas del ser, la llama de la esperanza comienza a extinguirse. Las leyes divinas del universo nos dicen que cuando nos dejamos fluir y suprimimos el dolor, aquello que entregamos con amor y desinteresadamente, nos vuelve multiplicado por diez. El estado de dolor de Gorse es de quien entrega diez y espera que se le retribuya uno o ninguno porque piensa que ya no se lo merece.
En este sentido el Dr. Bach fue el ejemplo para nosotros. En un momento de su vida, allá por el año 1917, padeció de una enfermedad mortal, un cáncer de bazo, por el cual los médicos lo desahuciaron. Sin embargo, el no perdió la fe y luchó contra su mal, con la única herramienta que contaba: la esperanza de continuar con vida para finalizar la misión que se había propuesto: encontrar un remedio para el sufrimiento del ser humano, más allá del mal físico que le tocara vivir. Y ese sólo pensamiento lo sostuvo día y noche trabajando en su laboratorio. Ese ferviente deseo impidió que la luz divina se extinguiera dentro de él. A través de su ventana se veía encendida su lámpara a toda hora, con lo cual se difundió que su laboratorio era el lugar donde "la luz nunca se apaga". Por medio del brillo de esa esperanza, Bach consiguió la libertad de su alma. La liberó de la prisión del sufrimiento que la tenía encerrada castigando su cuerpo y conduciéndolo al camino de la muerte, a través de la esperanza de que el universo le diera la oportunidad de finalizar su tarea. Y la respuesta fue tal cual la esperaba. Vivió 16 años más para poder encontrar aquello que tanto deseaba alimentándose de su enorme Amor Universal y una inquebrantable fe, siguiendo siempre los designios de su propia alma.
Cuando reaparece la esperanza en el corazón, tomamos consciencia de que el alma es inmortal, y que ella puede darnos toda la fuerza que precisamos para superar cualquier pena que llevemos dentro, ya sea reciente o que provenga de nuestras raíces. Porque la fuerza del alma puede aplicarse en nuestra parte terrena. Son los dos polos del ser que sin duda nos llevan a comprender que aunque nuestro cuerpo no sea libre, al alma nada puede atarla. En ese sentido Gorse nos ayuda a rescatarnos a nosotros mismos.
Como cada una de las demás flores del sistema, Gorse hace resurgir la cualidad opuesta al defecto que hemos desarrollado desde nuestra esencia misma. En este estado negativo se pierde la esperanza de liberar al cuerpo del sufrimiento, en especial si es del cuerpo o de la mente y se padece por mucho tiempo (enfermedades crónicas, discapacidades, dolores que no dan tregua). La energía de esta flor penetra en nuestra conciencia divina y nos baña de una luz que comienza a subir desde la tierra hacia el cosmos, atravesándonos, limpiando las dudas, desilusiones, depresiones y sufrimientos guardados dentro del ser y permitiéndonos ver la capacidad de crear vida y encontrar la felicidad dentro de nosotros mismos.
Gorse es la flor que nos ayuda a avanzar en nuestro paso por la tierra con libertad, con Esperanza y con la convicción de que la luz del alma, nunca se apaga.
No importa en que situación de la vida nos haya colocado la divinidad(...) a todos nos es posible llevar a cabo la tarea en nuestras respectivas vocaciones y llegar a ser auténticas bendiciones para quienes nos rodean, comunicándoles el Divino Amor Fraterno.
Pero la inmensa mayoría de nosotros tenemos mucho camino que recorrer antes de alcanzar ese estado de perfección, aunque sorprende lo rápidamente que puede alcanzar ese estado de perfección, aunque sorprende lo rápidamente que puede avanzar un individuo por ese camino si se esfuerza seriamente y si no se confía simplemente en su pobre personalidad, sino que tiene fe implícita; con el ejemplo y las enseñanzas de los grandes maestros del mundo, es capaz de unirse con su propia Alma, con la Divinidad que lleva dentro, y todas las cosas son posibles. En casi todos nosotros hay uno o más defectos adversos que obstaculizan nuestro avance, y es ese defecto, o defectos, lo que tenemos que afanarnos por descubrir en nosotros, y mientras tratamos de desarrollar y extender el lado amoroso de nuestra naturaleza hacia el mundo, debemos esforzarnos al mismo tiempo para borrar ese defecto particular llenando nuestra naturaleza con la virtud opuesta. Al principio acaso nos resulte difícil, pero sólo al principio, porque es sorprendente lo rápidamente que crece una virtud auténticamente buscada, unido al conocimiento de que con la ayuda de la Divinidad que llevamos dentro, a poco que perseveremos, el fracaso es imposible.
Edward Bach
Autores: Staff de la Revista Crecimiento Interior.
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