Las Flores de Bach
Chicory

Relacionada con el amor abnegado y el sentimiento maternal, el estado negativo de esta flor puede dar personas sumamente desconfiadas y egoístas.
Chicory corresponde al 8º signo del zodíaco, que es nada menos que el controvertido Escorpio. ¿Cuáles son las características de este signo?. Hay varias que nos permiten comprender por qué el Dr. Bach lo relacionó con esta hermosa flor azul.
En primer lugar se caracteriza por tener cuatro símbolos, cada uno de los cuales se eleva en la escala según el grado evolutivo de la persona: el Escorpión, la Serpiente, el Águila y el Ave Fénix. El escorpiano generalmente tiene muy mala fama pues se lo considera difícil y desconfiado en extremo. Sin duda, ya que no es fácil adivinar los movimientos de un escorpión, ni tampoco los de una serpiente. Tampoco se puede conocer cómo vive un Águila en su nido, emplazado habitualmente en lo alto de una montaña donde casi nadie puede acceder. Pero quien lo toma superficialmente, no es capaz de ver la gran transformación que puede llegar a efectuar un escorpiano, que va de un extremo a otro a medida que evoluciona, pudiendo dejar todo tras de sí, y renacer de sus cenizas como el Ave Fénix, para transformarse en el signo más bello de todos.
En segundo lugar, Escorpio, es un signo de Agua, caracterizado por ser fuertemente emocional. Se lo relaciona con la muerte, pues, por su emplazamiento en la rueda zodiacal, representa aquello que debe morir en la persona: teniendo en cuenta que Escorpio tiene dos frases que lo caracterizan ("yo deseo" y "yo controlo"), no es muy complicado deducir qué es lo que debe morir en quienes nacen bajo este signo.
Veamos ahora la relación entre estos aspectos y Chicory. Esta débil pero bellísima flor, crece a la orilla de los caminos, y nadie puede dejar de admirar su azul brillante cuando pasa junto a ella. Se muestra altiva y hermosa, dando su cara únicamente al sol de la mañana, momento en el cual su fragilidad se transforma en agresiva belleza, como si desde su conexión con el astro Rey pudiera controlar todo el universo. Luego se cierra y esconde sus verdaderas cualidades. En días nublados, cuando el brillo de su amado sol no alcanza sus pétalos, Chicory se queda dormida y ni siquiera se abre. Pero toda la paz y la indulgencia desaparecen si mientras se entrega por entero al sol, un insecto viene a apoyarse sobre ella. Inmediatamente acorta sus estambres y el polen sale despedido, con la misma velocidad con que una serpiente o un escorpión nos pican. La hipersensibilidad de Chicory, nos muestra también que puede mostrar gran agresividad y nerviosismo.
Si en el afán de retener tanta belleza, alguien se detiene a recoger un ramo, se encontrará al llegar a destino que no le queda nada, pues la flor se habrá marchitado. Esto nos habla de la autocompasión, del egoísmo y también de la devoción y el amor que la flor profesa al sol. Cuando es cortada, el dolor que experimenta al no poder recibir el amor que tanto anhela, pensando que hace lo correcto, Chicory languidece y se consume y una nueva flor nacerá en su lugar.
Bach utilizó esta flor para aquellas personas que bajo una apariencia de excesiva preocupación por quienes las rodean, las personalidades Chicory esconden una gran necesidad de satisfacer sus propias necesidades de afecto y cariño, obligando a otros a dárselos a cambio de sus atenciones, tranformándose en seres despóticos y faltos de amor en el verdadero concepto de la palabra.
Su deseo de posesión, de retener a las personas cerca de sí, tienen efectos desagradables en el cuerpo, particularmente en el aparato digestivo. Uno de los síntomas más caracterísiticos que desencadena el estado Chicory en desequilibrio, es el estreñimiento, ya que esto da muestra de la necesidad de retener de la persona. Desde su mente, cuando la persona comprueba que por más que de y dé, no recibe nada a cambio, siente una gran desilusión. Esto le produce gran nerviosismo y ansiedad, y la hace enloquecer, desencadenando síntomas corporales varios (picos de alta presión unas veces, gastritis o acidez, otras, etc.). Otro aspecto de esa necesidad de retener de estado negativo de esta flor, da personas con dificultades para perdonar u olvidar.
El estado Chicory negativo y como consecuencia, la posición de víctima que lo acompaña, puede aparecer en hombres y mujeres a cualquier edad. Los niños Chicory suelen ser demandantes o caprichosos y llegan hasta poner condiciones para obedecer. En los adultos se ve claramente cuando ponen resistencia a sus ideas o preconceptos, cuando exigen sobremanera a los demás. A veces se comparan con otros para ver si obtienen más muestras de afecto que ellos mismos (esto se ve claramente en personalidades famosas cuando se encuentran en lugares públicos, donde el niño interno de cada uno de ellos hace sus reclamos). También en madres o padres que, en su afán de proteger a sus hijos, los envuelven como si fueran pulpos, impidiendo su natural crecimiento, argumentando que todo lo hacen "por el bien de quien aman".
Son personas que deben ser satisfechas en sus necesidades aunque esto traiga trastornos para quienes los rodean, y que además siempre tienen algo que corregir o alguna observación que hacer. Manipuladoras y poco frontales, habitualmente llevan algún propósito oculto bajo su apariencia abnegada. Suelen llorar con facilidad, quejándose de la ingratitud y la falta de amor de los demás; la posición de víctimas es su preferida, aunque la muchas veces la adopta con diplomacia.
Tomando Chicory, la persona hace consciente este deseo de posesión para calmar su deseo de que le demuestren que lo necesitan y puede encontrar en su corazón la generosidad, el amor desinteresado y la devoción verdadera que hacen morir el deseo de control sobre sus pares. Toma consciencia que el Universo siempre es generoso y devuelve por donde menos lo esperamos. Expande su consciencia y se abre a sus grandes poderes ocultos que yacen latentes bajo ese manto de desconfianza, esa mente intrincada e hipersensible. En estado transformado, la persona comienza a percibir los límites de los demás y los respeta. Al sentirse más segura, libera a quienes la rodean y comprende que cuanto más suelta, más recibe.
Bach describía al arquetipo del estado Chicory positivo como "madre universal", abarcando dentro de este término a hombres y mujeres capaces de extender una manos en forma desinteresada, brindando calor, comprensión, protección y amparo espiritual.

Debemos ser firmes en nuestra decisión de vencer, resueltos en nuestra voluntad de alcanzar la cima de la montaña; no perdamos ni un momento en lamentar las caídas que tuvimos en el camino. Ninguna gran escalada se hizo sin faltas ni errores, y debemos considerarlas experiencias que nos ayudarán a tropezar menos en el futuro. No nos debe deprimir el recuerdo de los errores pasados, son parte del pasado y se terminaron, y el conocimiento obtenido gracias a ellos nos ayudará a evitar su repetición. Con constancia debemos seguir empujando hacia adelante, sin arrepentirnos y sin mirar hacia atrás, porque hasta la hora que acaba de pasar quedó atrás y el glorioso futuro con su luz radiante está siempre por delante.
Edward Bach

Autores: Staff de la Revista Crecimiento Interior.

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