EL TECHO DE TEJAS

La cortina de bambú hizo un fuerte ruido a cascabeles cuando John la corrió despacio, y el maestro dijo:
- Pasa John, te estaba esperando.
John se sintió confundido mientras pensaba:
- ¿Como puede estar esperándome si yo no avisé que venía?.
John, el occidental, como lo bautizaron apenas llegó a esa región del Tíbet, entró agachándose ante el bajo marco de la puerta. Medía casi un metro noventa y era muy robusto.
El maestro levantó la vista, lo miró despacio y le dijo:
- Realmente tienes buenas paredes y un buen piso de parquet.
Luego el maestro entrecerró los ojos para observar mejor el campo energético de John. El color de la energía era muy gris, los bloqueos antiguos, y se observaban pérdidas fuertes de energía en la zona del Plexo solar, que hacían casi inexistente sus defensas ante cualquier virus.
Era como ver un imponente castillo medieval en el cual uno de sus muros estuviese totalmente destruido dejando el paso libre a cualquier clase de invasor, mientras toda la guardia se concentra en el puente levadizo.
Ahora el maestro movió la cabeza en señal de desaprobación y le dijo:
Tienes agujeros en el techo y las tejas voladas.
Estos extraños comentarios confundieron aún más a John que rascándose la cabeza como buscando en su interior alguna idea o razonamiento que le permitiese entender al maestro, le dijo:
- Maestro, vine porqué estoy totalmente sano y me siento muy mal, y me dijeron que Ud. puede ayudarme.
Mientras decía esto sacaba de su portafolios negro los análisis clínicos correspondientes a su chequeo físico realizado por una importante clínica de Suiza.
El maestro Luy Sun se sonrió, tomó los análisis y dijo:
- El occidental viene aquí porque se siente mal, pero está sano.
Luego y dejando los análisis a un costado sin haberlos siquiera observado dijo:
- El que busca encuentra, y si el occidental tiene paciencia y espera unos meses más, va a lograr ver en los análisis médicos la enfermedad, pero el daño ya sería mucho más grave.
John balbuceó y se apuro a decir:
- Por eso estoy aquí -, y agregó, - Un amigo mío de Londres, me contó sobre Ud. y me dijo que me ayudaría. Mi amigo me habló de una historia de un techo de tejas que le había hecho cambiar su modo de enfocar la vida.
Y agregó suplicante:
- Por favor maestro cuénteme la historia.
Aparentando no haber escuchado el pedido, el maestro preguntó:
- ¿Cómo es tu vida, odias a alguien?.
- Me muevo dentro de la selva de la vida con mucha energía pues o pisas o te pisan, no hay opciones, pero no tengo nada personal con nadie, no tengo odios personales, contestó John.
El maestro entonces le pidió que cerrrara los ojos y se concentrara en recordar a alguien con quien estuviese disgustado.
Los pensamientos liberados del occidental comenzaron a moverse rápidamente alrededor de su cabeza y se cargaron de odio, como un remolino que aparece en una tranquila tarde de campo. John, apretó inconscientemente la mandíbula y los puños. Su campo energético comenzó a moverse ásperamente, y a los pocos segundos comenzó a cambiar de color. Primero se puso de color gris oscuro y luego se cargó de un rojo intenso.
- En la casa del occidental algunas tejas comenzaron a volar-, Dijo el maestro, entrecerrando de nuevo sus ojos. Luego preguntó:
- ¿Adónde vas a ir a vivir si tu casa se derrumba?.
John con su metro noventa y su cuerpo robusto se sintió pequeño, desprotegido.
El maestro le había hecho una pregunta y el no la podía contestar, se sentía perplejo ante Luy Sun.
Luy Sun, el maestro lo miró o con compasión y sin esperar la respuesta salió al jardín seguido por un John cada vez más perdido.
Luy Sun, tomó una rama de bambú y en la tierra hizo un dibujo de una casa y dijo:
- Debes aprender hijo que tu ser se parece mucho a una casa con un techo de tejas. Tu proceso de enfermedad y de sanación se puede comparar a esta casa. Mientras terminaba de dibujar las tejas del techo.
Dibujó luego un hermoso piso de parquet.
Y señalando las distintas partes dijo:
- La casa simboliza todo tu Ser. Para simplificar podemos suponer que es similar al Planeta Tierra. Tu sabes que el planeta está formado por una parte física y una atmósfera que lo protege. Tu Ser a su vez tiene esa parte física, que es el cuerpo físico, y una parte que la mayoría de las personas no se permite ver, que es el cuerpo energético o aura que lo rodea y protege, tal cual la atmósfera protege al planeta Tierra.
Pero volvamos a la casa. Quiero ahora que te imagines que tu Ser es esta casa con techo de tejas. En esta casa Tu cuerpo físico es el piso de parquet y las paredes , y tu cuerpo energético está representado por el techo de la casa, que entre otras funciones protegen de las inclemencias exteriores al interior de la casa.
- Imagina ahora que un día te enojas un poco, esto es como que un viento ligero azota la casa. Luego otro día te enojas más y el viento aumenta.
Y el Maestro dibujó el viento que hacía doblegarse a los árboles que rodeaban a la casa.
- Imagina ahora que a fuerza de enojarte, estás agrediendo cada vez más a la casa, y un día se desata en ti un temporal emotivo, tienes bronca, sueltas todos los vientos y la furia de tu ser.
- Imagina ahora que este viento ha logrado arrancar varias tejas del techo.
El Maestro dibujó las tejas que volaban por los aires.
- La furia ha pasado, la tempestad a pasado, y te das cuenta que el enojarte no ha hecho mella en ti, la estructura de la casa está intacta, solo faltan algunas tejas. Quizá hasta te digas en tono de seguridad; "el stress no me afecta, soy una persona muy fuerte", el maestro hizo una pausa, y agregó:
- Imagina ahora que alguien te ha hecho enojar tanto que lo odias y desatas de nuevo todos los huracanes en su contra. y estos fuertes vientos en realidad atacan de nuevo a tu casa y nuevas tejas vuelan por los aires.
- Si pudieses ver en este momento el techo dirías: bueno no es para tanto, las tejas han volado pero el recubrimiento de las maderas del techo, todavía no permite que la lluvia y el fuerte sol del mediodía afecte la estructura del techo y así lo dejas.
El maestro dibujó ahora en el piso días de fuertes lluvias y días de fuerte sol y dijo mientras señalaba de nuevo el agujero producido en las tejas.
- Luego de un tiempo por efecto de las lluvias y el sol la madera se resiente y se pudre y el techo se agujerea.
El Maestro dibujó de nuevo la lluvia:
- El siguiente paso es que la lluvia pasa a través del techo, pues la protección ha desaparecido.
El maestro señaló ahora el hermoso piso de Parquet.
- Ahora hijo, el piso del parquet está comenzando a mojarse, nada grave hasta aquí.
El Maestro volvió a dibujar días de fuertes lluvias y días de fuerte sol y dijo:
- Con el tiempo la lluvia y el sol producen que el piso de Parquet se pudra y haya que cambiarlo.
- Y ahora John quiero que te imagines que en tu interior habita tu alma, la que olvidando su esencia divina a aprendido en este mundo occidental ciertos modos de pensar. Cierra los ojos , Imagina que tu eres el alma, el habitante de la casa.
A tu alma, le han enseñado a ser muy racional, le han enseñado que lo único que existe es lo material, lo físico, que lo único que importa en una casa es que el piso de parquet y las paredes estén bien.
El habitante, tu alma, camina por el interior de la casa, hace tiempo que siente que algo que no funciona, un malestar que no puede explicar. El habitante busca en las paredes, busca en el piso. Le han enseñado a mirar hacia abajo, hacia lo material y busca y busca. Y se dice que el que busca encuentra y para demostrar que los dichos son sabios, nuestro habitante encuentra el daño: un pedazo de piso parece seriamente dañado.
Siguiendo los sabios consejos de un vecino tan racional como el, este habitante llama al especialista en pisos dañados.
Viene el especialista, este ve el daño y dictamina: el piso se pudrió hay que cambiar un pedazo de un metro por un metro y ya está, el piso le va a quedar perfecto. El especialista se preocupa por aquello para lo cual lo han llamado y es su especialidad.
Si hay o no agujeros en el techo, o cual es la causa remota por la cual el piso se estropeó no es su problema. El se limita a diagnosticar que el piso está dañado y a realizar del mejor modo posible el arreglo. Para que el piso pueda lucir hermoso y útil como antes.
Por supuesto a los seis meses por efectos de las nuevas lluvias el piso volverá a estropearse y nuevamente será necesario llamar al especialista en pisos.
En tu mundo occidental, racional, te han enseñado a mirar solamente lo material. Entiende bien el especialista es esencial una vez causado el daño, pero deberíamos evitar llegar a este punto o de llegar, atacar al mismo tiempo la causa "en el techo" y el daño físico "en el piso". O sea que además de curar el "cuerpo físico", también es necesario que cures las capas más sutiles de tu ser. Te tienes que ocupar del techo, tienes que mirar para arriba, ver los agujeros y arreglar también tu cuerpo energético.
Recuerda que el habitante de la casa es tu alma inmortal que ha elegido vivir en ella mientras se mantenga en condiciones habitables y que luego partirá. Que mientras tu alma viva en "esta casa" es importante que la cuide en su totalidad. A tal fin tu alma debe recordar su esencia y comenzar a mirar hacia arriba, con tanto interés como mira hacia abajo.
Luego el maestro volvió a preguntar:
- ¿Adónde vas a ir a vivir si tu casa se derrumba?.
Como respuesta John se quedó a vivir unos meses con el maestro, en ese tiempo aprendió a ver el cuerpo energético de los demás y a cuidar del suyo.
John volvió a New York y a su trabajo de Editor de un Periódico.
A partir de su retorno del Tíbet sus amigos lo llamaban "el constructor" pues hablaba de los problemas de salud de los demás metafóricamente, como si ellos fuesen una "casa con techo de tejas".
Ellos aprendieron a apreciar sus consejos y a interpretar cuando él les decía:
- Atención se comienzan a volar las primeras tejas de tu techo.
O a veces decía:
- "Tu casa" ya tiene daños, las tejas faltan y las maderas presentan un agujero. y que en poco tiempo la lluvia que entra pudrirá irremediablemente ese parquet si no haces algo concreto en los próximos meses para arreglarlo.
Una vez muchos años después se rió mucho. Fue cuando un amigo al que él le hablaba de las tejas faltantes se enojó y le mostró los análisis clínicos, como él había hecho con Luy Sun.
Ahí estaban las "pruebas irrefutables" de que el amigo estaba sano.
Y era cierto el Parquet del amigo todavía no evidenciaba ningún daño, si bien tenía un poco de "humedad".
- Ya tienes humedad en el piso, le dijo:
- ¿Qué? -contestó Pierre...
- Humedad, insistió John. Eso que tu reconoces como una alteración nerviosa, Stress, o como quieras llamarlo.
- Pero que quieres en este mundo competitivo, esto es normal en el tipo de sociedad en que vivimos, y Pierre agregó seriamente.
- Es el precio que hay que pagar para estar en esta sociedad.
A John Le costó casi seis meses convencer al amigo que las casas son más bonitas y seguras luciendo un sólido techo de tejas, y con un piso reluciente y sin humedad.
Y de este modo, John, el occidental, John en constructor, durante el resto de sus días, que fueron largos y prósperos, siempre encontró el tiempo para tener su casa bien cuidada y dar sabios consejos sobre el estado de las casas de los demás.
Y un día, cuando decidió partir para buscar otra casa para vivir, pues esta ya no podía contenerlo, recordó sonriente a su maestro que le decía.
- ¿Adónde vas a ir a vivir si tu casa se derrumba?.
Y John le contestó mentalmente:
Querido maestro, gracias a ti mí casa nunca se derrumbó. Ahora dejo esta casa, este hogar en el cual viví los hermosos años de esta vida, pues tengo que crecer, tengo que ir a vivir a otro lugar, a otra casa, a un nuevo hogar.
Y John con una hermosa sonrisa en sus labios, cerró sus ojos, cerró las ventanas de esa casa, por última vez.

Autor: Dr. Dino Ricardo Deon.