Fotografía Kirlian
Newton: el físico racional

La Fotografía Kirlian, es un medio que nos permite conocer el estado de nuestra energía. Lo que para muchos es algo imposible, se ha tornado en cotidiano gracias a este elemento que nos ha brindado la ciencia. El hecho de poder ver el propio campo bioenergético, provoca que cosas como la existencia de un aura, el movimiento de las energías, la influencia del pensamiento sobre nuestro estado energético, hayan pasado a ser un hecho, casi en forma masiva. Esto da un gran impulso a las medicinas alternativas, que actúan precisamente sobre esta parte del ser humano, como también a numerosas investigaciones en el campo de las energías sutiles y la sanación que avanzan día a día.
Hace poco, estuvo en Buenos Aires como invitado de honor de un simposio sobre el efecto Kirlian, el Profesor Newton Milhomens, un físico brasileño que dedicó su vida a estudiar este fenómeno y a fabricar máquinas que pudieran fotografiar la energía humana.
Sin duda se trata de un científico con una gran pasión por la física, y una enorme capacidad. Pero luego de escucharlo durante dos días, los presentes nos dimos cuenta de que se trataba de un "personaje" altamente curioso. Al entrar en conocimiento con los estudios que los esposos Kirlian, de origen ruso, habían realizado luego del descubrimiento casual de la posibilidad de fotografiar la energía que rodea el cuerpo humano, Milhomens decidió que valía la pena comprobar a nivel científico, cuán cierto era esto. Y así como muchos otros científicos en el mundo, comenzó a hacer pruebas y como el mismo explicó, a "quemar", cientos de fotos para lograr formar su propia estadística.
Años después, consiguió ponerse en contacto con profesionales del área de la medicina y de la psicología, para realizar estudios en pacientes con enfermedades físicas y mentales varias. Foto tras foto, le fueron sirviendo para armar sus estadísticas. Sus aciertos en los diagnósticos de los pacientes fotografiados eran de un 92 % en un principio, pero según la física, debían ser de un 99,9 % para que fuesen válidos. Siguió trabajando hasta conseguir un 94 y 95 %, pero esto no lo conformaba aún y siguió insistiendo hasta que un día uno de los médicos, al enterarse del porcentual obtenido, exclamó: "¡Lo que Ud. ha logrado es increíble! En medicina un acierto de un 65 % ya es todo un éxito!" Tras lo cual Milhomens se dio cuenta de que estaba trabajando con seres humanos y si bien no del todo contento, desistió de obtener el porcentaje exigido por la física, y dedicó los años siguientes a establecer patrones de lectura del efecto Kirlian, para que en cualquier parte pudiesen comprobar y analizar sus descubrimientos.

Hoy, es uno de los profesionales del área más reconocido en el mundo, y ha dictado conferencias en numerosos países de América y Europa en distintos idiomas, que además domina.
Escribió numerosos libros explicativos de sus teorías y fabrica las máquinas de foto Kirlian según su patrón de lectura, que vende en todo el mundo.
En la actualidad sigue recorriendo los cinco continentes divulgando el producto de sus investigaciones de toda una vida. Pero su mente eminentemente racional, lo llevó durante todos esos años (que fueron muchos), a no poder desprenderse del contenido puramente intelectual de lo que estaba estudiando. Milhomens sigue siendo, a pesar de sus descubrimientos que podrían relacionarse con algo tan intangible como la energía y el mundo de lo espiritual, un agnóstico, según sus propias palabras, que no cree en nada más que lo que puede ser intelectualizado. El no utilizó sus descubrimientos para ayudar a curar, pues confiesa no saber nada del tema. Considera que la paranormalidad no existe, sino que más bien es un efecto que se puede conseguir fácilmente haciendo entrar a la persona en una hipnosis profunda (estado de trance). Es un hombre puramente intelectualizado. Su formación profesional universitaria lo convirtió en un físico desde todo punto de vista, que confiesa haber pensado en un momento ser el dueño de la verdad, y que ahora afirma no saber nada, pues sus leyes físicas no pueden explicar lo que sus fotos muestran. Tampoco logró relacionar la lectura de los patrones de sus fotos, que indican determinadas anomalías anímicas que diagnostican la posible posterior aparición de ciertas enfermedades físicas, con algo racionalizable.
Tras tantos años dedicados al tema, todo sigue siendo según él algo inexplicable y sumamente monótono. "Siempre es todo igual", afirma. Sus investigaciones llegaron a un punto del cual no pudieron avanzar y su interés por el tema ha quedado reducido a un mero transmitir lo que aprendió pero sin motivación para el futuro. Y declara entonces, que desde su mundo, la fotografía Kirlian quedará para que la "sangre joven", como él llamó a los investigadores de la nueva generación, pueda averiguar qué es lo que él descubrió. "Yo ya estoy cansado", repite constantemente. Como Milhomens, el hombre de hoy está bombardeado permanentemente de información de todo tipo que apunta directamente a nuestra parte racional, al hemisferio izquierdo. El poder filtrar todo por la mente da la seguridad de poder dominarlo, comprenderlo, registrarlo. Pero al mismo tiempo le quita la posibilidad de conocerlas a fondo, de descubrir aquello que encierran tanto de mágico como de natural: la conexión con nuestra parte espiritual.

Autores: Staff de la Revista Crecimiento Interior.

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