EL JADE
en Gemoterapia

Cuando hablamos del Jade hacemos alusión a un término genérico que designa dos tipos diferentes de rocas, es por ello que debemos diferenciar cuando nos referirnos a la Jadeíta o a la Nefrita, piedras estructuralmente diferentes (la primera se encuentra compuesta por silicato de aluminio y sodio; la segunda por silicato de calcio y magnesio). La Jadeíta es la más dura y presenta una mayor variedad de colores. Podemos encontrarla solamente en cuatro lugares en el mundo: Burma, USA (California), Japón y Guatemala. La Nefrita (conocida como Jade chino), sin embargo, suele encontrarse con mayor facilidad, sobre todo en Taiwán.
El color original de ambas piedras, es decir, su estado puro, es blanco, y los diferentes colores con los que podemos encontrarlas (verde, negro, marrón, morado, lila, rosa, celeste, amarillo, entre otros), se deben a la inclusión de diferentes minerales. El jade negro es una pieza muy difícil de obtener, fue utilizado por los Mayas en sus ceremonias de magia oculta y es considerada por los chinos como un símbolo muy importante de poder. El jade verde es el más común de todos, y los mayas lo asociaban con la fertilidad y la abundancia. El verde oscuro se destinaba a los amuletos para la buena suerte.
Los chinos utilizan la palabra "Yü" para referirse al Jade, que significa también "tesoro" o "joya", representando para ellos la nobleza, la perfección y la inmortalidad. Uno de los motivos más conocidos de la cultura china consiste en un disco plano denominado "Pi", el mismo poseía un agujero en su centro y se lo utilizaba para representar al sol y al cielo.
El jade ha sido muy utilizado por los pueblos de mesoamérica (como es el caso de los Mayas) en rituales (se esculpían estatuillas que representaban a los Dioses y se creaban utensillos destinados a adorarlos) y ceremonias de sepultura (como el jade representaba la vida eterna, fueron muy comunes las máscaras funerarias elaboradas de este material; el jade verde claro favorecía el pasaje al más allá, y muchas veces era colocado debajo de la lengua del difunto ya que al considerar que el espíritu salía por la boca, se llevaría consigo el jade y llegaría de esta manera al paraíso).
Los pueblos prehispánicos lo consideraban un símbolo de vida, e incluso le atribuían un valor superior que al oro, según sus teorías en el Jade se concentraban las máximas fuerzas divinas del universo. Las culturas de mesoamérica incluso realizaban incrustaciones de esta piedra en sus dientes con el objetivo de que al hablar, el oyente fuera influenciado psicológicamente por ella y venerara respetuosamente a quien le hablaba; es así como ningún hombre considerado de una clase social baja, podía poseer jade.

Las propiedades curativas que se le atribuyen al Jade consisten principalmente en:
- Poseer la capacidad de regular las afecciones del riñón (el Jade recibió su nombre del latín "lápiz Nephrictus", que significa "piedra urinaria").
- Combatir el cansancio, la fatiga, la ausencia de energía y el stress.
- Aliviar dolores de espalda y de ciática.
- Relajar calambres y contracturas.
- Curar cólicos.
- Evitar las convulsiones (ideal para casos de epilepsia).
- Normalizar la taquicardia y la disritmia.
- Aliviar las enfermedades oculares.
- Proteger a los niños de las enfermedades.
- Promover una gestación y parto feliz, sin complicaciones.
- Regular los trastornos menstruales.
- Fomentar la superación de la depresión por causa de la pérdida de seres queridos.
- Estimular la actividad sexual.


Autora: Marina Deon.