MIMULUS Y CAPRICORNIO

LA FLOR
No es de Gran Bretaña. Su origen está en la Montañas Rocosas en América del Norte, por lo cual no tiene tradición céltica. Ingresó a tierras inglesas cuando alboreaba el siglo XIX. Se la encuentra junto al agua, en arroyos y pequeños ríos cristalinos y limpios, por lo que está permanentemente expuesta a los desbordes, aumentos de cauce y correntadas, característica que la asocia con la valentía. La planta puede alcanzar hasta medio metro de altura pero se la ve más pequeña pues puede estar metida bajo el agua en un 50%. Su flor amarillo fuerte impacta por su belleza. Tiene cinco pétalos que forman una boca abierta o garganta, con puntitos rojos en el "labio inferior". Cuando cualquier cuerpo extraño toca su pistilo, éste se cierra: es un mecanismo que asegura la efectividad en la polinización. Florece en los meses del estío, está muy expuesta al sol, absorbiendo continuamente la energía vital. Su nombre popular (Mono jaspeado), derivado del científico (Mimulus guttatus), nos recuerda un bufoncito que quiere hacer reír a los demás y hacerles olvidar los miedos y los temores por medio de la despreocupación. Esta es la flor que encabeza el grupo de los miedos en el sistema de Bach y trata el temor a las cosas conocidas (para el tema de los miedos, ver mi nota en Crecimiento Interior Nº 69).

EL SIGNO
Capricornio se preocupa por la seguridad y la aceptación social. Es aquí donde se establece el territorio social para hallar seguridad dentro de un ambiente particular y es la razón por la cual en esta área se hace necesario estar conciente y seguro; por lo tanto, se requiere respeto, reconocimiento y aprobación del mundo externo. El slogan de Capricornio es "yo puedo" y el del Sol es "yo soy". En consecuencia, la verdad espiritual de todo nativo de capricornio es "yo soy lo que puedo" o también podría ser: "en tanto puedo, yo soy", "yo puedo ser", "pudiendo, seré". La misión en el mundo para Capricornio es un duro camino hacia el ascenso, con todo lo que ello significa: obstáculos, trabas, demoras, soledad, depresiones, agobio, cansancio. Es algo parecido al camino del Calvario. El símbolo que representa a este signo es una cabra ascendiendo una montaña. Al igual que el animal, la persona capricorniana tiene el tiempo a su disposición para ir sorteando los obstáculos, pensar con precisión el próximo paso a dar, no descender nunca de nivel sino superar aquél en el que se encuentra. Y llegar a la cima, victoriosa aunque cansada, con todo el nivel de experiencia ganada en el camino.
Capricornio es una energía de sabiduría, de trabajo, de poder, de autoridad, es la experiencia de la responsabilidad, de la utilización de todos los recursos a través de los cuales adquirimos nuestros valores y enriquecemos nuestra experiencia material y práctica. A través de él podemos organizarnos y juzgar lo que es positivo tanto para el hombre como para la cultura de nuestro tiempo. Siendo el punto más elevado del Zodíaco, no tiene otro destino que el de las estrellas, o sea el triunfo, la perfección, el status, el título profesional, la superioridad, la autoridad (dependiendo de la evolución de cada individuo) pero con un tesoro acumulado que se llama: Conocimiento o Sabiduría. Ello nos remite a pensar que produce personalidades autosuficientes que pueden llegar a ser autoritarias, mandonas, extremadamente perfeccionistas y selectivas. Pero si así sucede es porque sabe por dónde transitó y lo que le costó llegar. Es necesario que todo capricorniano desarrolle el "Yo puedo" en toda su extensión. Debe comenzar a dar forma y concretar sus ideas, planificando y proponiéndose objetivos a cumplir. Que los mismos se transformen en cimas de montañas a las cuales llegará mediante su propio esfuerzo, siempre ascendiendo, jamás retrocediendo, sabiendo esperar -para pensar- cada vez que el camino se dificulte. Y, si cae, volver a levantarse y reemprender el ascenso. La concentración en un objetivo es su meta, pero sin prisa, pues sabe que el camino es largo. Debe administrar concientemente la energía y ella dará sus frutos. La meta es llegar a la cumbre (de aquello que el nativo ambiciona y es capaz de alcanzar). Arriba le aguarda la recompensa de mirar hacia atrás, ver todo el camino que dejó, distinguir a los que se quedaron demorados en el ascenso y a quienes, por incapacidad, retornaron al punto de partida. Habrá alcanzado la sabiduría.
Aparentemente Capricornio se basta a sí mismo pero tiene algunas dependencias: la permanente necesidad de trabajar, la competencia para alcanzar el éxito, la comparación con otros que ya lo han alcanzado y el juicio que la sociedad puede hacer de la tarea que él emprendió, que son factores generadores de miedo. Para defenderse del mismo, la autoexigencia es muy grande, la disciplina que se impone es muy severa y no perdona errores pues el desarrollo de su responsabilidad es extremo.
Como es un signo tan concreto, es poco soñador. Es más bien frío, calculador, con mucho sentido común, amigo de la lógica y del discurso corto. Es difícil que demuestre lo que siente pues su austeridad hace que sus propios deseos sean reducidos al mínimo. Teme a la dependencia y no gusta, por ello, de los pegoteos afectivos. Para Capricornio los afectos también son "responsabilidad a cumplir" y forman parte de la realidad, del aquí y ahora. De ahí que es fiel afectivamente y conserva sus vinculaciones sentimentales.
En muchas representaciones caldeas, la "cabra" tiene cola de pez (se ha incorporado al signo un elemento acuático; el agua está siempre relacionada con el sentimiento y las emociones). Por lo tanto Capricornio no es todo lo duro y frío que uno puede llegar a pensar. Tiene una alta cuota de sensibilidad que arrastra consigo en ese duro ascenso y que lo transforma en un ser poco comprendido sentimentalmente. No expresa sus emociones como los otros signos, pero ello no quiere decir que no siente. Por el contrario, siente mucho. De ahí que a veces se deprime, está triste, malhumorado y -sin confesarlo- es presa de los miedos. Ello sucede cuando encuentra que los demás, a los que él quiere, tienen la mirada puesta en su propio ego, o se vuelcan a actividades sociales sin sentido, o expresan demasiado lo que sienten dejándose manejar por tormentas pasionales. Capricornio se olvida del pasado pues ya no existe. Para él cuenta el trabajo sobre el presente, en vistas a un futuro ambicioso donde encontrará la recompensa de la perfección. Aun así, cuando llega a ese objetivo logrado, también éste se transforma en algo pasado, lo desvaloriza e inmediatamente comienza a ascender de nuevo en busca de otro mejor.
Por lo tanto Capricornio es el signo del poder, del ascenso. Si hay algo que puede neutralizar al poder y anular las ambiciones es el miedo, especialmente el temor a las cosas conocidas, a todos aquellos elementos que de alguna manera ayudan al perfeccionamiento en la tarea. Bach pensó en Capricornio cuando descubrió Mimulus.

Autor: Lic. Alberto Peyrano.

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