EL EMPERADOR

Después de la exuberancia de La Emperatriz, llega El Emperador. Así como El Mago (el número 1 ), chispa divina, iniciaba un ciclo de creación, El Emperador, (el número cuatro), finaliza esta etapa dando lugar al nacimiento de una nueva. Si sumamos los números del uno al cuatro obtendremos el diez. Pero, ¿con qué tendrá que ver esta nueva etapa de crecimiento?. Pues con un ciclo de realización y materialización.
La Emperatriz nos hablaba del reino del mundo natural, silvestre, ilimitado, creciendo sin prisa ni pausa a nuestro alrededor, sin orden ni medida. Es a Ella a quien responde El Emperador, poniéndole su sello, guiándola para obtener sus mejores frutos pues de lo contrario se sumiría en el caos. La Emperatriz y El Emperador forman la segunda pareja de opuestos complementarios de El Tarot: Eros y Logos, sentimiento y pensamiento, mundo subjetivo y mundo objetivo.
Si seguimos el curso de la Historia de la Civilización, veremos como esta pareja nos remite a las antiguas civilizaciones matriarcales que adoraban a la Diosa Madre, pero que necesitaban cada invierno sacrificar al viejo rey para asegurar la vida que renacería en la próxima primavera. Con el tiempo , el culto a la Diosa fue reemplazado por las culturas patriarcales, las cuales relegaron a un segundo plano el lugar de lo femenino minimizando la influencia de la Diosa, elevando en cambio el poder de lo masculino en la figura del Rey, que se transformó en padre y protector de su pueblo, tribu o nación, dependiendo el crecimiento, bienestar y riqueza de los mismos de las de su propio soberano. Las leyendas del Santo Grial dan claras muestras de ello.
El Emperador nos trae entonces la idea de la civilización y la cultura para la Humanidad.
En nuestra vida personal, La Emperatriz y El Emperador representan a nuestra pareja parental, madre y padre. La primera nos alimenta física y emocionalmente y el segundo nos impone el orden y la disciplina. En nuestro tránsito de la infancia a la edad adulta, el nos guía como la autoridad familiar para poder insertarnos luego en el grupo más amplio de nuestra comunidad.
El Emperador es índice de perseverancia, poder, realización, estabilidad. Su número cuatro hace referencia a todo aquello que trae orden y estructura a nuestra consciencia: los cuatro puntos cardinales, las cuatro fases de la luna, las cuatro operaciones aritméticas básicas (suma, resta, multiplicación y división), las cuatro funciones de la psiquis (pensamiento, sentimiento, intuición, sensación), las cuatro estaciones, los cuatro elementos (fuego, tierra, aire y agua), las cuatro cualidades de la materia (cálido, seco, húmedo, frío ), los cuatro evangelistas (Mateo, Marcos; Lucas y Juan) , las cuatro letras del nombre sagrado de Dios (yod, he, vav, he), etc.
El jardín de La Emperatriz es pleno, lleno de plantas, flores, frutos, colores, animalitos corriendo por doquier, pero para que no se transforme en una selva enmarañada donde una especie se coma a la otra, es necesaria la mano de El Emperador, que pondrá orden, mesura y estructura a este material inagotable para que podamos recorrerlo, verlo crecer y disfrutar de sus frutos sin temor a su destrucción o a ser tragados por su fuerza inagotable.
De la misma manera, cuando nuestra imaginación fluya sin cause ni medida, ininterrumpidamente, podemos invocar al Emperador, a nuestro Emperador interior, quien nos ayudará a poner palabras, colores, imágenes, formas a todo aquello que ella nos dicte para poder así compartirlo con nuestros semejantes.



Autora: Mónika Claudia Zajdman.