LA SACERDOTISA

Como primera dama del Tarot nos contempla desde su lugar con una mirada serena, profunda, enigmática. Tomémonos el tiempo para, a nuestra vez, mirarla a ella. ¿Quién es?. ¿De dónde viene?. ¿Quiere decirnos algo?. ¿Leernos el texto que semi oculta su ropaje?. ¿Qué sentimientos nos genera?.
Quizás lo primero que nos preguntamos es el porqué de esta imagen de un Papa femenino, si históricamente nunca existió. Tendrá que ver tal vez con aquella vieja leyenda popular que contaba que en algún tiempo remoto existió una mujer que , disfrazada de sacerdote, llegó a ser ordenada Papa y que luego dió a luz un niño durante una celebración religiosa.
Trasladémonos con nuestra imaginación para recrear la situación, ¡qué estupor la de los feligreses!, ¿verdad?. Quizás sintieron que se mancillaban los sagrados rituales espirituales con este acontecimiento cotidiano, carnal y profano, pero siempre deslumbradoramente mágico del nacimiento. Durante siglos, espíritu y materia fueron separados. Pero hoy podemos preguntarnos que podría hacer el espíritu, chispa creadora, lo masculino, si no tuviese la materia, el cuerpo, lo femenino, para materializarse? He aquí el sagrado poder de la mujer. Sin su presencia, el espíritu del hombre no podría tomar forma.
La Suma Sacerdotisa, La Papisa, este es el nombre con que se conoce este Arcano desde los primeros juegos de Tarot del Medioevo, y siempre fue representada como una religiosa. Pero, ¿quienes fueron sus ancestros? Remontémonos en el tiempo a las religiones paganas y comprenderemos que su origen está profundamente enraizado con la imagen de las Diosas Lunares:la Gran Mdre, la Madre Tierra, isis, Astarté, Cibeles, Demeter, y tantas más, portadoras de lo femenino instintivo, profundo, misterioso. .. Y fue esa necesidad del hombre de separar lo "sagrado" de lo "profano", lo que hizo que estas diosas, portadoras de la capacidad de concebir, gestar, alimentar, contener la vida fueran lentamente relegadas al inconsciente, cubiertas sus desnudeses con el casto ropaje sacerdotal. Y así, surgió esta Suma Sacerdotisa, representante de un aspecto de lo femenino, extrañamente dual, memoriosa, pasiva, misteriosa.
Su pasividad nos invita a la reflexión, a replegarnos en nuestro mundo interno, a confiar en nuestra intuición. Parecería que sus ropas salen del agua y van al agua, indicándonos su conexión con el reino de lo inconsciente.
Esa Luna que ilumina su imagen nos conecta con su capacidad de gestar, de nutrir, de recordar. Al recuerdo siempre le agregamos nuestras emociones y damos lugar al nacimiento de algo nuevo, más rico. Y si bien, las emociones son básicamente patrimonio de la naturaleza femenina, aquellos hombres , que puedan conectar con su ánima (su femenino interno), podrán también trasmitirnos la sutileza de sus sentimientos más profundos, del dolor al amor, del sufrimiento al éxtasis, y habrán logrado la unión de la eterna dualidad masculino-femenino.
La Suma Sacerdotisa lleva implícita esta dualidad en los dos pilares que sostienen su trono, son al mismo tiempo luz y oscuridad, actividad y pasividad, consciencia e inconsciencia, misericordia y severidad, yang y yin. Significan que esta dualidad es una ilusión, que dentro de cada extremo está contenido el otro.
Un manto cuelga de estos dos pilares, ocultando de la vista profana la verdad y el poder que contienen las aparentemente tranquilas aguas del inconsciente. Para conocerlas, deberemos leer el papiro que la Sacerdotisa sostiene graciosamente entre sus manos, que nos hablará en clave, clave que podremos desvelar si nos animamos a transitar el a veces arduo y difícil, pero siempre maravilloso camino a través de los siguientes arcanos, y quizás entonces podamos descorrer el velo, remover las aguas y fundirnos con nuestro verdadero SER.

Autora: Mónika Claudia Zajdman.