PARA LOS ORIENTALES,
EL CUERPO TAMBIÉN TENIA DIOSES


En la Mitología China, se les daba capital importancia a los riñones y al hígado.
Los primeros eran considerados productores de energía vital, el segundo, se encargaba de eliminar aquellas energías nocivas para el cuerpo. Su conocimiento de la anatomía era sorprendente, si bien la medicina era encarada desde una óptica esencialmente espiritual, ya que la relacionaban con la astrología, la energía de los colores, los principios del Yin y el Yang y de la energía vital que circulaba a lo largo de los meridianos.
Por esta razón, habían designado deidades protectoras de cada órgano, y a cada una se la caracterizaba con un color, que ayudaba a mejorar el funcionamiento del área que le correspondía.
El dios del Riñón derecho, (Hsiang Ti-Wu), era llamado en realidad Tao Sheng y su cuerpo medía tres pulgadas y media de altura. Sus colores eran el blanco y el negro, representando la activación o la disminución de su actividad.
En cambio el dios del Riñón izquierdo era Ch'un Yuan-chen. Este tenía un cuerpo de tres pulgadas y siete décimas de altura (un poco más pequeño dada su ubicación del lado del corazón) y su color variaba entre el blanco, el rojo y el verde, según se buscara limpiarlo, activarlo o sanarlo.
Dos nombres designaban al dios del Hígado:
- Kaui-chun, de color azul amarillento (relacionado con el color de la bilis), que alcanzaba una altura de seis pulgadas (aproximadamente el tamaño de un hígado real).
- Fang Ch'ang (Estilo) que tenía la capacidad de cambiar el modo de funcionamiento o Tzu Yuan (Medida), que aumentaba o disminuía su tamaño.
No es de extrañar entonces que también se lo relacionara al gran Buda con los colores y con los principios de la terapéutica moderna, tomando cada detalle de su imagen y su significación según la cultura oriental.
Su color era el amarillo dorado (la conexión con la energía del sol y todo lo que ella implica: calor, energía, luz, fuerza, etc., todo aquello que el hombre necesita cuando desea mantener o restablecer su equilibrio corporal).
Este color se relaciona asimismo con el elemento tierra y con el estómago. El Buda se representa con un vientre prominente como símbolo de la abundancia y de gran inteligencia, ambas características pertenecientes al elemento tierra. Recursos en abundancia e inteligencia en su utilización, son los elementos necesarios para mantener el equilibrio mental y físico del ser humano.
Se decía que poseía los treinta y dos principios de la belleza (relacionados con la belleza física interna: buen funcionamiento orgánico y externa: buen aspecto general). Por esta razón se lo representaba con los lóbulos de las orejas muy largos: los lóbulos son muy importantes en la regeneración y la terapia para los orientales. El tamaño de sus lóbulos era entonces muestra de su propia capacidad de regeneración.
Su columna vertebral era erguida y perfecta (esto es la base de la quiropraxia y los tratamientos de rehabilitación física que formaban parte de las técnicas orientales de masaje o terapéutica y que hoy en día también conforman la medicina tradicional).
En su cabeza, de cada poro sale un cabello que gira hacia la derecha, lo cual indica gran fuerza mental como también el sentido de giro de la energía. Este principio del giro llamado "dextrógiro", es utilizado también en la bioquímica moderna.
Si bien la medicina oriental trabajaba desde un aspecto totalmente diferente al de la medicina que nosotros estamos acostumbrados, su conocimiento del cuerpo y de los detonantes que provocaban sus desarmonías era tan importante que constituía una especie de culto.
Es así que encerraban gran parte de esa sabiduría terapéutica que poseían, en imágenes originalmente consagradas a la religión, relacionando una cosa con otra.
Tal vez algún día, el hombre de hoy redescubra la sabiduría de rendir culto a su cuerpo, como lo hacían los antiguos, y disfrute de una buena salud por muchos años.

Autores: Staff de la Revista Crecimiento Interior.